viernes, 2 de abril de 2010


Hundirse en el oscuro de la voz que se ahoga en una botella cerrada.
Donde todos los sonidos se dejan ser, el cuerpo pierde el cotidiano, se armoniza, y quiebra los dolores profundos en el vació mas grande. Perder la conciencia, la caminata perdió su paso, desorientada parcialmente en la nebulosa del mediodía, en la cena del ayer. Agua caliente, y profundidad de la tristeza sin balbuceo.
Una voz, sigue su reproducción en la vigilia de la siesta.

Corazón húmedo, cabeza dañada.

Pequeño caminante.

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