Confesaré que he de tomarme unos minutos para poder rearmar innecesariamente un no vacío en esta hoja extraña. Desde que se me presenta una inquietud hiperactiva de mi naturaleza, mi audaz concentración fracasa nuevamente al saberse ilusoria al no despertar, han sacudido los mundos y algunas cosas funcionan en falso, la luz que no enciende porque esta encendida y la luz que no apago porque no va a apagarse aunque lo deseara. Continuo aquí escribiendo en algún lugar desconocido, para saciar la necesidad, de llenar el vació, de escucharme con nitidez, rearmarme para sentir claramente, el silencio que necesito para acabarme y amanecer despierta, con ganas de ver el nuevo día.
Quien nunca se atrevió a hablar de las pesadillas, pregunto si acaso, despertar no causaría un mal inverso. La de zambullirte en el pesado miedo de un sueño y temerle.
Como se teme a los mounstros, como se teme a la oscuridad. Soy victima de una golpiza, y me levanto con las rodillas en llamas para preguntarme una y otra vez las mismas cosas.
Son las cantidades de emociones que han comenzado desde que han comenzado, las que desproporcionaron lo que queda del tiempo. Las que lo han devuelto a su forma natural en la que nada se entiendo, y es imposible interpretar la accion porque primero se siente el odio, rapido en aparición, e ingenuo ante los ingenuos como yo.
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